miércoles, 7 de octubre de 2015

La primera vez que subo a una Locomotora









Celaya Gto. 7:40 am – “Demonios ya voy tarde Grrrr que lata el turno de la mañana”…..

Siempre me pasa lo mismo en este turno, me es muy difícil despertar a tiempo, que puedo decir, soy un oso en hibernación, eso y mi cuerpo confunde dormir con entrar en coma, sin embargo siempre llego, justo a tiempo o justo de tiempo pero de que llego llego….. Sin embargo hoy no fue así……

Camino al trabajo y con el tiempo justo un neumático empezó a desinflarse, “Un clavo me lleva el tren”, como pude llegue a la vulcanizadora que está ubicada justo en la salida del libramiento sur Celaya, reviso el reloj y….. “Valió queso las 8:10….. Jefe hay te dejo el carro deja voy rápido al oxxo”… mientras camino a la gasolinera para comprar saldo para mi celular veo llegar por la línea A un tren automotriz de KCSM, 3 flamantes locomotoras, a la cabeza la 4082 una hermosa SD70ACE, justo atrás una ES44AC y por ultimo otra SD70ACE, veo como lentamente se va deteniendo el tren mientras camino en sentido opuesto a él.

“Maldita red de Telcel, no sale la llamada, ni hablar mensaje a medio mundo”.

Regreso por mi coche y todavía no montan la llanta, ya son las 8:50, ni hablar ya no fui a trabajar, bueno de lo malo siempre hay que buscar lo bueno, “Vamos a ver ese tren”.




Tomo la carretera, debo agarrar un retorno, cruzar las vías y regresar a Celaya por la alterna a Villagrán, “¿Estará el buen David en ese tren?”, le mando mensaje, me responde diciéndome que va saliendo de Honda con rumbo a Escobedo, ya sale de su turno, caray no conozco a nadie más que trabaje en el ferrocarril y ande por estos rumbos, llego a las locomotoras,  hay una camioneta de seguridad “¿Me detendré? Qué diablos, de todos modos si llego a casa y mi mama sigue ahí me va a regañar”, en cuanto salgo de la carretera la camioneta se retira, queda un guardia caminando junto a la vía, enciendo un cigarro y bajo del carro, camino hacia la locomotora y estaba el conductor asomado, lo saludo y el muy amable me responde el saludo, “¿Usted conoce a David? Es un buen amigo pero rara vez lo veo por lo mismo que se la pasa paseando”, el conductor me da una respuesta afirmativa, platico un poco y me hace una invitación que definitivamente no puedo rechazar.. “¿Quieres subir?”, “¿Enserio? No conozco una locomotora por dentro sería un gran honor”, “Pues sube anda”



Vaya que nervios, ups los escalones son algo interesante, pero ya estoy arriba, “pasa bienvenido” que genial, que maquina tan impresionante, como dije nunca había subido a una, la puerta se cierra tras de mi con un golpe seco, esas puertas son pesadas de verdad, me saluda toda la tripulación, empezamos una plática muy amena, me comentan que están esperando el rebase de otro KCSM que viene de Escobedo con destino Silao, pero que todavía no llega ni a Rincón de Tamayo, escucho atentamente los dos radios, en uno se escucha la 4209 que viene en camino desde Escobedo y en el otro se escuchan dos Ferromex, uno entrando a Celaya y el otro haciendo maniobras en la estación, Seguimos nuestra platica y les pregunto un poco sobre su trabajo, quiero conocer cómo funciona el ferrocarril, quiero saber que puestos hay y que funciones tienen y bueno ¿Qué mejor oportunidad que esta?, Mientras me platican un poco de esto uno de los garroteros conecta una parrilla eléctrica “hora del lonche ¿Gustas?”, Caray que pena molestarlos en su almuerzo, el conductor le pregunta a un garrotero “Bueno y quien va a ir por los refrescos?” Volteo a verlo y le digo con gusto voy y los llevo, “Martin pues órale lánzate”, vamos de regreso a la panamericana en mi auto, llegamos a la misma gasolinera donde hace poco había comprado el tiempo aire, compramos las bebidas y regresamos al tren, les pregunto sobre la posibilidad de entrar a trabajar con ellos siendo que no tengo descendencia ferrocarrilera, “Si ha entrado gente como le decimos, de la calle pues, son pocos pero también es que pocos lo intentan, la mayoría somos de herencia”, lo que pienso en ese momento es que si lo logre en aviación aunque no durara mucho también puedo en el ferrocarril y ahí si no pienso soltarlo pero primero hay que entrar, mientras la plática sigue nos sobrepasa el tren que tiempo atrás venia entrando a Celaya por la línea A.




El maquinista me enseña cómo es la operación, para que sirve cada instrumento, desde la perilla del aire acondicionado hasta las palancas de los frenos, acelerador y el selector de dirección, también me enseña las pantallas de indicadores, “Vaya, como un avión, la parte física de control no cambia pero los instrumentos ahora son 100% digitales y muestran todo lo necesario en un espacio más reducido”,  justo hago este comentario y dos escaperas SD40-2 de Ferromex nos alcanzan jalando un tren de góndolas vacías, “Esas son las escaperas que traen para la planta DeAcero, es un tren cortito mira”, en cuanto nos sobrepasan la cabina cobra vida, el controlador por el radio le da la bienvenida a la 4209 que está entrando a la línea A, previamente Martin ya había bajado de la locomotora y se había ido caminando al final del tren, en el crucero anterior habían desconectado 5 vagones para dejar libre el crucero, Gerardo el conductor le dice al maquinista “Vamos a cambiarnos al 6 por favor”, “Martin, ya listo?”, “Listo, cuando digas”, empieza la acción, primero para atrás, para conectar los vagones, frenos del tren quitados, freno de locomotora igual, selector a reversa, esperamos mientras el aire se ajusta, vemos atentamente la indicación de presión de aire del tren y listo, acelerador a posición 1, en la pantalla veo como empieza a subir la velocidad, la cabina se mueve, se siente el jalón del tren, me sorprendo por el control tan suave de la velocidad 2.5 km/h ni en la bici he ido tan lento y tan constante, “Mira esta indicación es la fuerza que está aplicando la máquina para mover el tren”, listo, enganchamos los 5 vagones de atrás, Martin corre de regreso a la máquina, mientras la 4209 nos alcanza y se detiene, “4209 ya libraste la señal”, por el radio escuchamos el agradecimiento de la tripulación, ellos se quedan a esperar las maniobras de las escaperas que pasaron antes, “Vamos a pasarnos al 12”, “Controlador el KCSM 4082” “KCSM 4082 autorización”, Vaya me siento como en mis tiempos en la aviación, aunque la fraseología es diferente el procedimiento es igual, autorizarle una ruta especifica hasta el siguiente punto de frenado o “Escala”, sale hora de irnos.





“Pues señores un gusto de verdad conocerlos y muchas de verdad muchas gracias, me encantaría irme con ustedes a Escobedo pero no puedo dejar el carro aquí y menos así” (Poco antes había pasado una patrulla de policía municipal, se había detenido a ver mi coche y tuve que salir de la cabina para decirles que era mío y que ahí estaba, de no ser por ese hecho lo hubiera dejado ahí un rato, me bajo en la estación y regreso por el en taxi……

Salgo de la cabina, cierro la puerta y bajo dos de los 4 escalones, doy un salto y caigo en seco sobre la tierra, la vía de rebase no tiene mucho balasto, a diferencia de la principal, ahí hubiera caído en la grava pero aquí hay que cuidarse de las espinas, justo en ese momento Martin sube a la máquina y entra a la cabina, me alejo un poco por seguridad y me despido de mi tocayo Gerardo mientras el tren empieza a avanzar lentamente.

Camino al lado del tren hasta llegar a donde está mi auto, prendo un cigarro y me siento en el cofre a ver pasar esa serpiente de acero de 2.400mts, entre los intermodales viene un migrante que me ve y se baja, “Ya valió”, “Oye no tienes un cigarro” en realidad nunca se alejó del tren, solo se bajó y dejo pasar unos cuantos vagones pero mi espíritu chilango sigue con ese miedo de que te asalten, le aviento la cajetilla, “Es el último, que tengas mucha suerte compa”, el me agradece, prende el cigarro y vuelve a subir, todavía no terminan de pasar los intermodales, mientras se retira el tren solo puedo pensar en que grandiosa tripulación, amables y profesionales, se nota de lejos que trabajan muy a gusto ellos juntos, no se ven riñas, no se ven malas miradas, al contrario, el ambiente es de camaradería sincera, un ambiente que solo en aviación había sentido y ahora comprendo que no es solo la aviación, es amar tu trabajo y para amarlo bueno…. Es difícil no amar algo tan increíble como es el ferrocarril.



Un enorme saludo y mi más sincero agradecimiento a esta tripulación, Gerardo y Martin, además claro esta del maquinista y el otro garrotero que por mi mente de teflón no recuerdo sus nombres (Una disculpa, pero espero seguir viéndolos para que ya no se me olvide), y un saludo a David y a todos los empleados de KCSM que aun que me lo habían contado ahora si lo he comprobado, siempre tienen las puertas abiertas a los aficionados y son personas de verdad grandes de espíritu.